Futuro Sustentable habló con Bea Pellizzari, Fundadora de La Usina Asociación Civil sobre la situación actual de las personas con discapacidad y los proyectos que realizan para mejorar su calidad de vida.
¿Cómo surgió la Usina?
Partiendo
del reconocimiento del carácter multidimensional de la situación, un grupo de
ciudadanos –con y sin discapacidad- comenzó a explorar de qué manera las
organizaciones ya existentes incidían sobre la realidad de la discapacidad en
Argentina. La intención era no superponer actividades y complementar los
esfuerzos para lograr sinergias en torno a los objetivos comunes. Se observó
que en su mayoría, estas organizaciones realizaban asistencia directa a las
personas con discapacidad, principalmente en relación a las barreras de acceso
a la salud o a la educación. Pero el impacto social no era suficiente como para
cambiar la situación de este colectivo. Por más efectiva que fuera la acción y
por más recursos que se invirtieran en ella, si la sociedad en general no
transitaba el cambio hacia una actitud inclusiva, las barreras continuarían
presentes.
Con
esta inquietud nació La Usina-El cambio en discapacidad en el año 2002. La
misión se orientaba a emancipar a las personas que viven con alguna
discapacidad suprimiendo los obstáculos que les impiden integrarse en sus
comunidades y desarrollar plenamente sus capacidades, lo cual requería trabajar
en un cambio de actitud social como estrategia complementaria a las acciones
que ya se realizaban.
La Usina se concentró entonces en instalar el tema
“discapacidad” en la opinión pública revirtiendo la mirada que devalúa la
diferencia por una mirada que valorara la singularidad. El lema “Queremos un
mundo con diferencias pero sin desigualdades” resumía el espíritu de la tarea.
La
realización de la misión se ha traducido en acciones de responsabilidad
ciudadana e incidencia en el sector laboral a través del Programa Integral de
Acompañamiento a Empresas (PIAE). Ambos programas
se han complementado con programas institucionales orientados a mejorar la
sustentabilidad de organizaciones de y para personas con discapacidad en todo
el país. Este abordaje de alcance nacional le permitió a La Usina un mayor
conocimiento del sector, de sus potencialidades y de sus desafíos pendientes en
el corto y largo plazo.
¿Cuál es su objetivo principal?
Nuestro sueño es vivir
en una comunidad donde las personas con discapacidad ejerzan su condición de
seres humanos, siendo valorados y respetados desde su diversidad.
Y para
conseguirlo, nos dedicamos a promover
un cambio de actitud con respecto a la discapacidad.
¿Qué proyectos realizan?
Programas institucionales:
De Responsabilidad
Ciudadana. Construimos ciudadanía instalando la temática Discapacidad en espacio no
tradicionales; gestionamos campañas de bien público; formamos estudiantes en
carreras estratégicas como RRHH; y hacemos educación comunitaria.
De Sustentabilidad
para las Organizaciones: Fortalecemos a ONG de personas con discapacidad
estimulando sus mejores prácticas y el mayor protagonismo en sus comunidades.
Programa Integral
de Acompañamiento a Empresas (PIAE): Entrenamos y asesoramos a empresas para abordar
el tema discapacidad “a medida” de sus necesidades, promovemos la cultura de la
Diversidad y estimulamos la inclusión.
Nuestras empresas sociales
redACTIVOS: Fomentamos la autonomía social y económica de los
trabajadores con discapacidad operando una red de emprendimientos productivos
centrada en criterios de equidad y ética.; fortalecemos a los emprendimientos
asociados gratuitamente, a través de
capacitación y equipamiento, operaciones comerciales, distribución,
logística y compras de materia prima a escala.
AMAGI (en etapa de start up): Hacemos moda para que
las personas con discapacidad motriz puedan vestirse solas, sentirse cómodas y
verse lindas; investigamos y desarrollamos una línea de ropa con criterios de
autonomía y moda, mientras focalizamos en la cadena de valor sumando otros
actores de la economía social.
¿Cuáles son las mayores problemáticas que se encuentran
en la sociedad argentina con respecto a las personas con discapacidad?
Tanto
la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad
(CDPD) como la Clasificación Internacional del Funcionamiento, de la
Discapacidad y la salud (CIF) subrayan
el papel que desempeña el entorno para facilitar o restringir la participación
de las personas con discapacidad. ¿A qué nos referimos cuándo hablamos de
obstáculos?
Políticas
y normas insuficientes. La formulación de políticas
no siempre tiene en cuenta las necesidades de las personas con discapacidad,
que por lo general están excluidas de la toma de decisiones en cuestiones que
afectan directamente su vida. A ello se suma que con frecuencia existe una
importante carencia de información estadística en relación a las personas con
discapacidad, como también de los impactos que tienen los programas y políticas
públicas diseñadas para este grupo. Por ello existen serias dificultades para la
evaluación y el diseño de estrategias, que a su vez, suelen darse de forma
atomizada y no como parte de una política coordinada e integral. Si bien existe
importante normativa de acuerdo a preceptos que se establecen en el plano
internacional, muchas de las leyes y los instrumentos que éstas habilitan,
tienen dificultades de apropiación y efectivización por parte de los titulares
de derechos, siendo la falta de acceso a información una de las principales
limitaciones.
Falta
de accesibilidad. Muchos edificios, incluidos
los lugares públicos, sistemas de transporte y de información no son accesibles
a todas las personas. La falta de acceso al transporte es un motivo habitual que
desalienta a las personas con discapacidad a buscar trabajo o que les impide
acceder a la atención de salud.
Actitudes
negativas. Las
creencias y prejuicios constituyen obstáculos para la educación, el empleo, la
atención de salud y la participación social. Por ejemplo, las actitudes de los
maestros, administradores escolares, otros niños e incluso familiares influyen
en las posibilidades de inclusión de los niños con discapacidad en las
escuelas. Asimismo, los conceptos erróneos de los empleadores sobre las
capacidades y el desconocimiento de las herramientas disponibles para llegar a
acuerdos, limitan las oportunidades de empleo de las PcD.
Prestación
insuficiente de servicios y financiación. Las
personas con discapacidad son particularmente vulnerables a las deficiencias
que presentan los servicios tales como la atención de salud, la rehabilitación
y la asistencia y apoyo. Los recursos asignados a poner en práctica políticas y
planes respectivos son a menudo insuficientes para la sostenibilidad de los
servicios, sea cual sea el nivel de ingresos del país.
Sin embargo, la dificultad mayor no se encuentra en
las deficiencias sino en las barreras físicas, comunicacionales, culturales y
actitudinales que impiden la participación plena y efectiva de las PcD en la
sociedad, en igualdad de condiciones con los demás.
¿Qué medidas se lograron a partir de la asociación?
En nuestros primeros
diez años, creamos 7 campañas nacionales de concienciación, más de 110mil firmas
reunidas para que se cumplan las leyes vigentes, hablamos de discapacidad con más
de 6000 personas en las conferencias y talleres que ofrecimos, más de 4000
personas fueron parte de nuestras acciones culturales, más de 25mil folletos de educación comunitaria
distribuidos en estos primeros diez años, acompañamos más de 20 empresas desde
el PIAE que ya han contratado a personas con discapacidad y creamos una empresa
social, accionamos en 19 provincias y 7 países. Recibimos 13 Premios y distinciones que nos alientan y
comprometen a redoblar nuestra tarea.
¿En qué sentido se relacionan con otras asociaciones
similares?
La Usina nace frente a la imperiosa necesidad de trabajar con la
opinión pública. Creemos que el problema de las personas con discapacidad son
las decisiones y actitudes de las personas sin discapacidad. Tenemos que hacer
visibles a 5.1 millones de personas que deben ocupar su lugar.
La idea nació de muchos
años de observación y análisis del contexto y luego de reconocer que en nuestro país hay más de 2000 organizaciones
que dan servicios en forma directa a
personas con discapacidad. Fue entonces que surgió la oportunidad de trabajar
en la promoción de un cambio cultural enfocado en acciones hacia públicos cuyas
decisiones impactan cada día en la vida de las personas con discapacidad y el
desafío ha sido promover la transformación de conductas excluyentes en
inclusivas.
Dicho más simple, más
servicios e inversión en el sector discapacidad no garantiza la verdadera
integración, este cambio no ocurrirá si no se derriban los muros del prejuicio
construidos sobre los pilares de la desinformación y la ignorancia.
Hasta la fecha, no hay otra organización
que haya asumido este compromiso de la manera en que La Usina lo lleva
adelante.
¿Qué es lo que queda por realizar en este campo?
Principalmente, falta cumplimiento
efectivo de toda la legislación vigente. Monitoreo del Estado en todos los
ámbitos de su incumbencia para que el cumplimiento ocurra.
Mayor participación ciudadana, más activa,
como guardianes de la implementación de políticas públicas e implementación
presupuestaria.
Todos los ciudadanos con discapacidad
con Certificado Unico de Discapacidad (CUD) debería estar gozando de sus
derechos y eligiendo dónde y cómo quiere
estar, desarrollando al máximo sus capacidades; todos los niños y niñas
deberían concurrir a la misma escuela, con maestros de apoyo y currículas
adaptadas, jóvenes con discapacidad en las aulas secundarias y universitarias, trabajadores
con discapacidad ocupados, ciudadanos con acceso a crédito para vivienda digna,
etc.